En las elecciones del domingo pasado, una de las pocas interpretaciones común a varios partidos fue que el plebiscito lo habían perdido los partidarios del sí. Para sustentar esta afirmación se basaban en comparar el número de votos de JxS i CUP i los del resto de candidaturas, incluidos los votos en blanco y los nulos.
En mi opinión esta es una reflexión equivocada ya que siendo cierto que los partidos del Sí solo llegan al 48% de los votos (en cualquier referéndum no se contabilizarían los votos en blanco y los nulos en ningún resultado), contabilizar los 500.000 votos de CSQP y de las candidaturas que no han obtenido representación como votos contrarios a la independencia es probablemente, una frivolidad.
Si pudiéramos extrapolar las elecciones de ayer en un posible referéndum, la homogeneidad y el posicionamiento en cada opción de los votantes de cada una de las candidaturas, dependería de un concepto que yo vengo en llamar la franja de la duda. Para mí, esta franja representa al porcentaje de votantes indecisos de cada candidatura y a la opción que hubieran votado en caso de no existir la candidatura a la que finalmente votaron. En mi opinión, los votantes de algunas candidaturas tienen como segunda opción a otra que se identificaría con la misma opción en un referéndum.
Así, mientras se puede considerar que los votantes del PP, Ciutadans o el PSC también votarían a otra candidatura contraria a la independencia, lo mismo pasaría con la mayoría de los votantes de JxS i la CUP respecto al Sí.
Dicho esto, si analizamos desde la misma perspectiva a los votantes de las otras seis candidaturas, no parecería descabellado considerar que un buen porcentaje votaría por JxS o CUP como segunda opción. Así, solo sería necesario que 80.000 de estos votantes, menos del 20%, votaran por el sí en el referéndum y el bloque del sí superaría la cifra mágica del 50%.
Por otro lado, aunque nada permite predecir el voto de los miles de catalanes residentes en el extranjero de haberse facilitado, la nula voluntad del gobierno del estado en garantizarles el voto como ocurriría en cualquier estado moderno y plenamente democrático, me hace pensar que el objetivo sería ampliamente superado.
Antoni Rifà i Ros
HGxI
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