Buenos días,
Es desoladora la situación política en la que la maquinaria de los partidos soberanistas han dejado, ad calendas graecas, la mínima posibilidad para que el “Principat” deje de ser una colonia. Todo el trabajo que hicieron los votantes en un acto de reivindicación de soberanía, con un resultado espectacular , a las 48horas fue ninguneado por todos los representantes en aquel momento. Fueron incapaces de tomar una iniciativa para dar un paso más hacia la libertad. Se encogieron de forma vergonzosa, con una argumentación que las plumillas afines se dedicaron a proclamar para intoxicar la victoria de los votantes. La primera constatación fue que no consta en ningún documento oficial el resultado de la consulta, ni su implementación correspondiente, ni el retiro de los símbolos del Estado represor. Dejaron pasar unos días para hacer una comedia más parlamentaria, sin ningún resultado efectivo como se constata en la actualidad. Lo más grave de todo fue la docilidad de la mayoría de representantes, al ir caminando hacia la sede de donde se les juzgaba, con la proclama que no habían hecho nada. Efectivamente es la única verdad, no hicieron nada, ni siguen haciendo nada. No se esperaban la reacción del movimiento que sigue exigiendo cambios estructurales en Catalunya. Al principio intentaron seguir su representación tramposa del primer momento. La situación actual es de puro derrumbe, ya que el objetivo político de la soberanía, ni se menciona y se diluye por la acción de un Gobierno que no puede gobernar si no es con el consentimiento del Estado. El acto vergonzoso de rendición que se realizó en la sede de la patronal más beligerante contra el independentismo, con nombres franquistas hasta los tuétanos, de un partido que se proclama de izquierdas, es una burla indecente que no se puede tolerar bajo ningún concepto. Ni desde la mirada de la liberación nacional, ni desde la mirada de la emancipación social. Hay que afrontar la realidad cuanto antes. Los partidos políticos actuales jamás harán nada para liberar al “Principat” de nuestros opresores.
Enric Vivanco Fontquerni